Durante el verano, los refugios de animales han registrado un preocupante repunte en el número de mascotas abandonadas, marcando cifras récord en los últimos años. Según datos recientes de la organización animalista ANAA, los meses de junio, julio y agosto concentran un 30% más de abandonos que el resto del año. Esta realidad ha encendido las alarmas y motivado la puesta en marcha de campañas urgentes de adopción responsable en la región.
El fenómeno del abandono animal durante las vacaciones no es nuevo, pero sí se ha intensificado. Los expertos explican que muchas familias, al enfrentarse a los desplazamientos estivales, optan por deshacerse de sus animales al no encontrar opciones para su cuidado. Así lo confirma Eva Jiménez, portavoz de la protectora Mascotas Unidas: “Cada verano notamos cómo se multiplican los casos de abandono. Los refugios no damos abasto”.
Las cifras oficiales reflejan la gravedad del problema. Solo en los dos primeros meses de este verano, se han recogido más de 1.500 animales domésticos en refugios de la región, según informó la Consejería de Medio Ambiente. Este volumen supone un incremento del 18% en comparación con el mismo periodo del año anterior, lo que obliga a los centros a funcionar muy por encima de sus capacidades habituales.
Para hacer frente a esta situación, diversas organizaciones han lanzado campañas de sensibilización y adopción. Iniciativas como "Adopta, no compres" y "Hazlo Familiar" buscan informar a la ciudadanía sobre la importancia de la tenencia responsable. Estas campañas aprovechan las redes sociales y medios tradicionales para llegar a un público amplio y promover la adopción consciente frente a la compra impulsiva de mascotas.
Además, los refugios están organizando jornadas de puertas abiertas, donde las personas interesadas pueden conocer a los animales en busca de hogar. Ana Muñoz, voluntaria en uno de estos centros, relata: "La interacción directa marca la diferencia. Cuando alguien conoce a los perros y gatos que esperan una segunda oportunidad, el vínculo se crea y crecen las posibilidades de adopción".
A pesar de los esfuerzos, la saturación en los albergues ha generado situaciones límite. Hay centros que han tenido que habilitar espacios provisionales y recurrir a casas de acogida temporales para evitar el sacrificio de animales sanos. Las asociaciones solicitan la colaboración de particulares para acoger animales de forma transitoria, mientras se encuentran adoptantes definitivos.
Las consecuencias del abandono animal son profundas, tanto para las mascotas como para la sociedad. Los animales que quedan en la calle enfrentan peligros como los accidentes de tráfico, enfermedades y maltrato. Además, el abandono genera problemas de salud pública y sobrecarga el trabajo de los veterinarios municipales y servicios de recogida, encareciendo su mantenimiento.
Frente a este panorama, los expertos insisten en la necesidad de legislar con mayor rigor en materia de tenencia y abandono animal. Actualmente, la legislación castiga el abandono con multas económicas, pero las organizaciones reclaman una mayor aplicación de la ley y campañas permanentes de sensibilización. “No basta con la sanción, hay que educar a la ciudadanía”, subraya el jurista Javier Delgado, especialista en derecho animal.
Adoptar una mascota implica una serie de obligaciones y responsabilidades. Las protectoras recuerdan que un animal no es un objeto ni un capricho pasajero, sino un ser vivo que requiere atención, tiempo y recursos económicos durante toda su vida. Surge así la necesidad de valorar la adopción como un acto meditado y comprometido, evitando decisiones impulsivas guiadas por el atractivo visual de cachorros y gatitos.
Pese al aumento del abandono, las campañas de adopción empiezan a dar frutos. En el último mes, varios refugios han notado un repunte en las solicitudes de adopción y en la participación en jornadas informativas sobre bienestar animal. Sin embargo, recalcan que aún queda mucho trabajo por hacer, pues solo uno de cada cuatro animales abandonados consigue un nuevo hogar de forma definitiva.
Con este panorama, el mensaje de las organizaciones es claro: la colaboración ciudadana resulta indispensable para revertir estos alarmantes datos. Adoptar una mascota, ofrecerse como casa de acogida o simplemente difundir los mensajes de las campañas puede marcar la diferencia para miles de animales. La esperanza es que la conciencia social siga creciendo y el abandono deje de ser una realidad estival recurrente en los próximos años.
